México se debate entre el caos y el folclor, entre lo onírico y lo espeluznante, entre amas de casa, brujos e incluso en sirenas del amor, las ferias y sus toldos chillantes o el campesino orillado a lo urbano o al inocente sonriente que inhala pasivamente su dosis diaria de smog. Hablo del México que dedica su vida al culto por la santa muerte y a distraerse 3 horas en tv abierta, ése que llega cansado del bullicio metropolitano y por supuesto al inesperado contraste de ésos aromas fermentados por las coladeras en cada esquina, pues es que ¡sí! pareciera que esperan tranquilamente a que pases y así romper la armonía que tenías cuando pensabas que terminando de jugar a vivir te comprarías aquel vestido de flores naranjas en el mercado de la Miguel Hidalgo y que a pesar de que “solo” cuesta $76.00 preferirías comprar una veladora de los 7 machos para atraer el dinero o quizás para el amor.
Y así es gran parte de México, siempre vivo y jamás ordenado.