El silencio como un referente musical obligado, es una pausa, una abstención, una ausencia de ruido; esto se ha convertido en uno de los elementos mas importantes como antesala para esperar las albricias ó momentos para retumbar palmas de alegría, ese silencio es agotador, interminable, quizás incomodo, pero da esperanza cada vez que se levantan los puños para convocarlo. La sociedad se ha vuelto familia para ayudar y sostenernos mutuamente ante la furia de la naturaleza, que con su paso, ha dejado ya una nueva herida en la (esperemos) memoria colectiva.
Declarada zona de desastre por algunos medios que refieren a la gaceta oficial como fuente, no seria disparatado aseverar esas declaraciones, lo que paso y sigue ocurriendo en las calles de la CDMX son un retrato fiel de que aun no estamos tan preparados para enfrentar grandes magnitudes del desastre, me aventuro a compartir este punto de vista donde seguramente el angulo politico-social sera tema de conversación espinoso pero para otro momento; ahora es tiempo de alentar y de no dejar de apoyar, seguir resistiendo pues lo mas pesado apenas viene, la reedificación de una ciudad y mantenimiento de la misma es lo que tendremos que comenzar a contemplar.
Mientras tanto y a la par, seguir ayudando en la labores de búsqueda y rescate, insistiendo en la remoción de escombros y envió de ayuda a los diferentes puntos es nuestro presente, héroes todos aquellos que ofrecen manos, héroes todos los que participan, héroes aquellos voluntarios, héroes que ofrecen y dan, héroes que inspiran, héroes, todos ellos héroes y como dicen los Foo Fighters “There goes my hero, Watch him as he goes, There goes my hero, He’s ordinary”